Acá estoy estoy tratando de encontrar miradas...
Ahí entre los ranchos que se quedaron vacíos de seres que respiraban, ahí entre los cujizales de espinas de plata, entre los pájaros mudos ocultos en los secos terronales de los caminos sedientos.
Ahí me he quedado, con un viejo pincel sediento de colores, con la esperanza de encontrar la arcilla en los labios de una viandante de perdida mirada, de ojos color de los cotoperies, de las ultimas cotorras de los araguaneyes truncos.
Ahí me he quedado, mirando el silencio de las montañas ocres, oyendo la música del viento y adivinando el baile de las avispas...acaso hay avispas en estos caminos de piedra y silencio?.
Nadie viene y a nadie encuentro...
A ras, siento el navajazo que corta por el medio el paisaje vació.
El humo de alguna hoguera que quema el vientre de la tierra madre...
Piedras, mil piedras ruedan sobre la falda vacía y un crucifijo de años la soporta a sus pies, no hay oraciones que salven al árbol de su despedida de fuego, no hay amores que se engarcen entre besos, buscando alargar la raza, no hay nada.
yo no soy de acá, ni soy de allá, solo soy quien vino a encontrar y los ojos que quiero se han quedado prendidos de otros cielos...
Dame la fuerza del nuevo camino, aun llevo las manos cargadas de caricias.
ANTONIO EVIES. SEPTIEMBRE 2024